lunes, 29 de septiembre de 2008

Ahora sí... ¡AGARRATE CATALINA!

Esta mañana las noticias eran alentadoras y yo les decía igual que nadie sabía cómo terminaba ésto. Bueno de nada valieron los tres días de congresistas encerrados buscando un acuerdo para el salvataje de los 700.000 millones de dólares. La Cámara de Representantes, les dijo NO y le negó a Bush la plata. Por supuesto hoy ha sido un día para el olvido, se cayó hasta la Bolsa del pan. Ahora podemos esperar ver cualquier cosa. Desastre en EEUU, Europa, América Latina, etc, etc.
Qué más les puedo decir:
Suerte para todos, agárrense fuerte y ¡Good Show!

Wall Street y los que se llenaron de plata a costa de todos


Un amigo me pidió que tratara de explicar simplemente, para que la mayoría entienda, que es lo que está pasando en EEUU con esta crisis que está haciendo tambalear a medio mundo. Wall Street y EE.UU están viendo desplomarse cientos de corporaciones y yo disfrutando porque se va a terminar por fin la insoportable vanidad de los genios de las finanzas.

En realidad esto empezó en el 2001. ¿Tanto tiempo dirán ustedes y nadie se avivó de lo que iba a pasar? Y bueno..., cuando uno se cree invencible suelen pasar estas cosas. Después de lo de la Torres Gemelas, la Reserva Federal de Estados Unidos redujo su tasa de interés (la bajó de cerca del 7% al 1%) para facilitar los créditos, poner más plata en la calle y así reactivar la economía norteamericana. El sector que más creció con esta medida fue el inmobiliario. Los bancos le daban plata a manos llenas a cualquiera para que compraran su casa (¿cómo a cualquiera? si a cualquiera, incluso a los que sabían que no iban a poder pagarla). Todos los que entendemos un poco de mercados sabemos que, es previsible, que ante la gran demanda el precio de las viviendas empezara a subir. Esto llevó a mucha gente a especular. Vos te endeudabas para comprar una casa, esperabas que subiera el precio, la vendías, con ese dinero pagabas la deuda y después te endeudabas de nuevo para comprar otra y así se armaba la famosa "bicicleta". A esto se refieren en los medios cuando hablan de la “burbuja inmobiliaria” que hizo millonaria a mucha gente. Ahora les explico lo que les adelanté antes sobre prestarle a los que no podían pagar. Una de las formas de crédito que se dieron fueron las ya desastrosamente famosas “hipotecas subprime”, que consistían en prestarle dinero a una persona que tenía malos antecedentes con los créditos. Resultaba rentable para las financieras porque, por estos créditos subprime, los tomadores de los mismos debían pagar intereses más altos que quienes estaban bien calificados para obtener un crédito. Como el valor de las viviendas seguía subiendo estás entidades de crédito no veían riesgo alguno porque en el peor de los casos se ejecutaba la hipoteca que ahora era sobre un bien que era más caro. Cómo se creía que los precios de las viviendas seguirían creciendo indefinidamente, se mandaron la jugada más jodida, que fue directamente ya ni realizar los análisis de riesgo como corresponde y prestarle toneladas de dólares a cualquiera, como les decía antes. Ahora viene el problema. A partir de 2004, la Reserva Federal empezó a subir la tasa de interés para frenar la inflación que se estaba generando. Entonces conseguir créditos ya no fue tan fácil, la demanda de viviendas cayó y al caer la demanda evidentemente bajaron los precios de las mismas. Por lo tanto ¡chau burbuja! En los años 2005 y 2006, la explosión de la burbuja hizo caer a las financieras que no podían cobrar sus créditos hipotecarios y a las que les era cada vez más difícil obtener sus propios préstamos. Pero no caían solas. Caían también las inmobiliarias y las empresas constructoras. El año 2006 terminó con más de 50 financieras en bancarrota y con un más de un millón de embargos. Esta crisis de las hipotecas llegó ahora a Wall Street de diversas maneras. Una de ellas, evidente, fue que las compañías quebradas no podían pagar sus deudas con los grandes bancos. Pero el problema se produjo sobre todo, a través de bonos de alto riesgo ¿Qué es un bono? Es el título de una deuda que emite una empresa a cambio de dinero en efectivo. La empresa se compromete a que, al cabo de un tiempo, devolverá a los inversionistas su capital más los intereses. Hace unos años a los genios de Wall Street se les había ocurrido que las financieras podían emitir bonos que estuvieran respaldados por las hipotecas subprime, y que resultaban muy suculentos por sus altos intereses. Pero, como ya vimos, cuando se encareció el crédito la gente dejó de pagar. Entonces el valor de los bonos se desplomó. Y esto barrió con los grandes bancos. Este problema de las subprime afecto a cientos y cientos de bancos en todo el mundo, sobre todo a los europeos que también tenían plata invertida en bonos respaldados por las subprime. Los bancos más perjudicados fueron los de inversión de Wall Street, como Lehman Brothers, que se declaró en bancarrota, y Merril Lynch, que fue comprado por el Bank of America antes de que hiciera lo mismo. Unas semanas antes de la quiebra del Lehman Brothers, los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac fueron salvados por el Gobierno porque si se caían afectaba al 50% del mercado de viviendas de los EE.UU. Ahora, no hay que confundir los Bancos y Financieras con los CEO (Chief Executive Officer, va los administradores) de las mismas que cobraban más de 40 millones al año.
Bueno, así más o menos se produjo esta “crisis de las hipotecas” y el amigo George W. necesita poner urgentemente en el mercado como 700.000 millones de dólares (que el Congreso acaba de aprobar) para parar la corrida que amenaza extenderse ahora a todo el sistema bancario, porque cuando se pierde la confianza, todo el mundo quiere sacar su platita y ponerla en el colchón. Esto además está produciendo en EEUU un aumento de la desocupación, movimientos inflacionarios, reducción de las compras, cierre de empresas y todas esas cosas de las que nosotros sabemos, y mucho. Esto es más o menos lo que pasó y está pasando. ¿Cómo termina? No lo sabe nadie. Pueden tratar de dar miles de explicaciones de lo que va a pasar, pero quienes las dan son los mismos que explicaban cómo había que manejar los mercados financieros antes. ¿Vos les vas a creer? Espero haber sido claro Mauri. Chau, hasta la próxima.

sábado, 6 de septiembre de 2008

FELIZ DÍA


A pesar de que nunca me costó expresarme, hace varios días que vengo negándome a sentarme a escribir sobre los docentes, porque eso también significa escribir sobre mí.
Y sucede que a veces recordar, emociona y reaviva el corazón.
Cuántos recuerdos se me cruzan por la cabeza mientras escribo. Mis primeros alumnos, todos mis alumnos de estos 16 años, tanto los que sobresalieron y sobresalen por su capacidad, por su simpatía, por su cariño, por su rebeldía, como aquellos que no sobresalen, pero que sé que están ahí, con sus historias, sentimientos y problemas.
Supongo que a todos mis compañeros que estén leyendo esto, ahora les está pasando lo mismo. Estarán pasando por sus cabezas todas esas caras que nos acompañaron año a año.

La educación es esencial en una sociedad, porque trasciende y enciende los valores.
Por eso no todas las personas pueden dedicarse a la educación. Para mí es necesario contar con algunas cosas imprescindibles como por ejemplo el buen humor, tan necesario para dar el cariño que permite que los alumnos se sientan con confianza para expresarse. Se necesita paciencia y carácter, porque enseñar es un arte, un arte que debe combinar amor con firmeza, cariño con reglas claras, comprensión con seguridad de lo que se quiere para esa persona que se tiene enfrente. Por ello los docentes también deben estar seguros de qué debe enseñarse, de cómo debe enseñarse y para qué debe enseñarse.

Gracias por esos docentes que saben que la educación hace al hombre, gracias por el culto a la educación, como cultivo de mentes y corazones. Cultivo es cultura, síntesis de cultura, transmisión de cultura. El culto a la cultura, humaniza, porque penetra en el corazón.
Kant dijo alguna vez que “Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más, que lo que la educación, hace de él”.

Bueno, pero hasta ahora he hablado sólo de los maestros y profesores como los motores responsables del futuro de nuestros alumnos.
Educar en serio, necesita de grandes sacrificios. Quiero agradecer a través de este medio a mis colegas la cantidad de horas robadas a sus familias (más de una vez hemos dejado nuestros hijos con problemas graves para venir a estar con estos otros hijos, aunque ellos no se pongan muy contentos cuando nos ven llegar). Gracias por seguir soportando las corridas de escuela a escuela, las amarguras que nos llevamos cuando las cosas no salen en el aula como esperábamos y sin embargo seguir intentando de otras formas. Gracias por el tiempo dedicado a preparar las clases, las largas horas de corrección, en las que la mayoría de las veces nos dan ganas de tirar todo porque los resultados no son los que merecíamos, porque habíamos puesto todo y recibimos muy poco en resultados por parte de nuestros alumnos.
No me quiero olvidar de algo esencial y es el hecho de agradecerles el haber sobrevivido a cambios, cambios y más cambios en la política educativa de este país y esta provincia, que no han producido en los últimos 30 años, ni una sola vez, algo positivo, y sin embargo acá estamos siempre, ilusionándonos con que, cada año, por fin traiga soluciones reales a los problemas educativos.
Me pasan en este momento por la cabeza muchas discusiones en los viajes desde y hacia la escuela, por lo que creíamos que debía hacerse y también recuerdo muchas risas en otros casos por situaciones cómicas que vivíamos con nuestros alumnos. Porque nuestra vida está impregnada de escuela. No creo que ningún docente pueda dejar de lado la escuela cuando toca el timbre de salida. No podemos, vivimos esto a fondo, porque es lo que elegimos, porque consideramos que era lo mejor que se podía hacer por el futuro, por el país, por la gente.
También quiero comprender y reconocer a esos maestros y profesores, que a pesar de que no les gusta la docencia o el trabajo con niños y adolescentes, y que se dedicaron a ella por alguna otra razón, porque igualmente siguen trabajando día a día aunque no lo disfruten. Yo soy un hombre afortunado porque para mí, la docencia es la profesión más fantástica que se puede elegir. Tengo la suerte de trabajar en lo que más deseo y que me hace sentir completo y feliz. Tengo la suerte de saber que yo estoy poniendo día a día mis ganas, mis conocimientos y mi amor en la tarea con mis alumnos. Como creo que hacen todos los docentes que lo son, porque lo eligieron de corazón. Sabemos también que tarde o temprano algo de esa tarea se verá reflejado en nuestros alumnos en el futuro.
Gracias colegas, gracias por el amor, la entrega, la preocupación, el compromiso, la voluntad y la convicción. Feliz día para todos.

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