sábado, 6 de septiembre de 2008

FELIZ DÍA


A pesar de que nunca me costó expresarme, hace varios días que vengo negándome a sentarme a escribir sobre los docentes, porque eso también significa escribir sobre mí.
Y sucede que a veces recordar, emociona y reaviva el corazón.
Cuántos recuerdos se me cruzan por la cabeza mientras escribo. Mis primeros alumnos, todos mis alumnos de estos 16 años, tanto los que sobresalieron y sobresalen por su capacidad, por su simpatía, por su cariño, por su rebeldía, como aquellos que no sobresalen, pero que sé que están ahí, con sus historias, sentimientos y problemas.
Supongo que a todos mis compañeros que estén leyendo esto, ahora les está pasando lo mismo. Estarán pasando por sus cabezas todas esas caras que nos acompañaron año a año.

La educación es esencial en una sociedad, porque trasciende y enciende los valores.
Por eso no todas las personas pueden dedicarse a la educación. Para mí es necesario contar con algunas cosas imprescindibles como por ejemplo el buen humor, tan necesario para dar el cariño que permite que los alumnos se sientan con confianza para expresarse. Se necesita paciencia y carácter, porque enseñar es un arte, un arte que debe combinar amor con firmeza, cariño con reglas claras, comprensión con seguridad de lo que se quiere para esa persona que se tiene enfrente. Por ello los docentes también deben estar seguros de qué debe enseñarse, de cómo debe enseñarse y para qué debe enseñarse.

Gracias por esos docentes que saben que la educación hace al hombre, gracias por el culto a la educación, como cultivo de mentes y corazones. Cultivo es cultura, síntesis de cultura, transmisión de cultura. El culto a la cultura, humaniza, porque penetra en el corazón.
Kant dijo alguna vez que “Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más, que lo que la educación, hace de él”.

Bueno, pero hasta ahora he hablado sólo de los maestros y profesores como los motores responsables del futuro de nuestros alumnos.
Educar en serio, necesita de grandes sacrificios. Quiero agradecer a través de este medio a mis colegas la cantidad de horas robadas a sus familias (más de una vez hemos dejado nuestros hijos con problemas graves para venir a estar con estos otros hijos, aunque ellos no se pongan muy contentos cuando nos ven llegar). Gracias por seguir soportando las corridas de escuela a escuela, las amarguras que nos llevamos cuando las cosas no salen en el aula como esperábamos y sin embargo seguir intentando de otras formas. Gracias por el tiempo dedicado a preparar las clases, las largas horas de corrección, en las que la mayoría de las veces nos dan ganas de tirar todo porque los resultados no son los que merecíamos, porque habíamos puesto todo y recibimos muy poco en resultados por parte de nuestros alumnos.
No me quiero olvidar de algo esencial y es el hecho de agradecerles el haber sobrevivido a cambios, cambios y más cambios en la política educativa de este país y esta provincia, que no han producido en los últimos 30 años, ni una sola vez, algo positivo, y sin embargo acá estamos siempre, ilusionándonos con que, cada año, por fin traiga soluciones reales a los problemas educativos.
Me pasan en este momento por la cabeza muchas discusiones en los viajes desde y hacia la escuela, por lo que creíamos que debía hacerse y también recuerdo muchas risas en otros casos por situaciones cómicas que vivíamos con nuestros alumnos. Porque nuestra vida está impregnada de escuela. No creo que ningún docente pueda dejar de lado la escuela cuando toca el timbre de salida. No podemos, vivimos esto a fondo, porque es lo que elegimos, porque consideramos que era lo mejor que se podía hacer por el futuro, por el país, por la gente.
También quiero comprender y reconocer a esos maestros y profesores, que a pesar de que no les gusta la docencia o el trabajo con niños y adolescentes, y que se dedicaron a ella por alguna otra razón, porque igualmente siguen trabajando día a día aunque no lo disfruten. Yo soy un hombre afortunado porque para mí, la docencia es la profesión más fantástica que se puede elegir. Tengo la suerte de trabajar en lo que más deseo y que me hace sentir completo y feliz. Tengo la suerte de saber que yo estoy poniendo día a día mis ganas, mis conocimientos y mi amor en la tarea con mis alumnos. Como creo que hacen todos los docentes que lo son, porque lo eligieron de corazón. Sabemos también que tarde o temprano algo de esa tarea se verá reflejado en nuestros alumnos en el futuro.
Gracias colegas, gracias por el amor, la entrega, la preocupación, el compromiso, la voluntad y la convicción. Feliz día para todos.

1 comentario:

Belén dijo...

Gran vocación la de maestros y profesores, unos más otros menos, no importa la intensidad o el como, Tengo presentes casi a todos mis maestros y profesores, yo que he sido bien insoportable, siempre fui personaje de recordar, lo que tambien me hace tener presente a cada ser que estuvo en mis pasos por las escuelas, porque de cada una tome lo que más me impacto y hoy soy lo que soy gracias a todos ellos, Javier de vos saque tantas cosas; ese espiritu para enfrentar la vida,que todo es posible mientras uno se lo proponga, esa fuerza de vivir y te digo he llegado bien lejos, y podria estar horas contando mis buenos momentos con mis docentes. Pero bien, Solo Desearles Feliz Dia!!! y agradecerles lo que hacen dia a dia por todos aquellos que tenemos la oportunidad de tener una eduacion.
Bicho Feliz dia por anticipado.!!!
Excelente tu nota sobre, 10 para vos. Besos

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